Esta hierba mediterránea siempre ha estado infravalorada. El perejil, con una edad de más de 2000 años, cuenta con una increíble cantidad de vitaminas.
Sus propiedades que quedan demostradas en el siguiente dato: sólo dos cucharadas proporcionan el dos por ciento de las necesidades de calcio, hierro y ácido fólico diarios, el 12 por ciento de vitamina A, más del 150 por ciento de vitamina K y el 16 por ciento de vitamina C. Con estas cifras, ¿adivinamos por qué el perejil es un gran aliado contra el cáncer?
Los primeros estudios sugieren que los compuestos del perejil pueden incluso inhibir el crecimiento tumoral. Un estudio en Journal of the Science of Food and Agriculture detectó sus potentes propiedades anticancerígenas.
En realidad, combate el cáncer de 4 maneras diferentes: actúa como un antioxidante que destruye los radicales libres antes de dañar las células, protege el ADN del daño que puede provocar cáncer u otras enfermedades e inhibe la proliferación y migración de las células cancerosas en el cuerpo.
Pero además, la vitamina K que contiene el perejil ayuda a la salud ósea, mientras que la riqueza de vitamina C lo convierte en un gran refuerzo inmunológico.
El perejil es una excelente fuente de betacaroteno, un antioxidante que puede ayudar a proteger el cuerpo contra el daño de los radicales libres y combatir los efectos del envejecimiento.
Ayuda a aliviar el dolor en las articulaciones por sus propiedades antiinflamatorias. Su alto contenido en hierro es un aliado contra la anemia.
Además, la revista Journal of Nutrition encontró que comer alimentos ricos en un nutriente natural conocido como mirecetina puede disminuir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en un 26 por ciento.
El perejil es una de las mejores fuentes de miricetina, que contiene aproximadamente 8 miligramos por cada 100 gramos de perejil.