Lo sabemos. Lo bueno se acaba y las vacaciones de verano también. ¿Cómo si no podríamos valorarlas tanto? Todos nos hemos repartido entre el mar, la playa o pequeños pueblos en los que descansar y desconectar de la rutina que ahora se vuelve más cercana.
Hemos conseguido un tono de piel envidiable, ¿o a acaso no haremos competición al volver a la oficina a ver quién tiene el mejor color? No queremos que se pierda, ni se nos ocurre pensar en la idea de volver a vernos blancos ante el espejo en el zoom con nuestros compañeros o clientes.
En este artículo vamos a tratar...
¿Qué podemos hacer para mantener nuestro bronceado pasado el verano?
1. Mantener la piel hidratada, sana y calmada
El uso de after sun siempre ha sido una importante recomendación en nuestras redes sociales, blog y citas con el equipo de terapeutas, Incluso, aunque las visitas a la playa ya hayan caducado, podemos seguir utilizándolos hasta que pasemos a nuestra crema hidratante favorita porque su fórmula está pensada para eso: alargar el bronceado y cuidar de nuestra piel.
2. La alimentación
Ese gran aliado que a veces olvidamos y que es la solución o el refuerzo a tantos problemas de salud. Muchos hemos escuchado hablar de la importancia de la vitamina D, y cierto es. Y no solo la que nos proporciona la exposición solar, sino mejorar si ingesta a través de ciertos alimentos a los que también debemos añadir un plus de vitamina E, C y A. Y los betacarotenos, que benditos seas… Zanahorias, remolacha, espinacas, brócoli.
3. Nutricosmética
También es importante que descubramos -si no has optado por ella- o redescubramos -si la tomabas, pero por alguna razón la descartaste- la importancia de la nutricosmética. En este tipo de productos, como es el caso de Luxmetique, han sido formulados con ingredientes muy potentes para regenerar nuestra piel desde el interior y estimular las defensas y potenciar la formación de melanina.
4. Exfoliar
Ese paso tan imprescindible y que también se nos olvida. Un paso lleno de placer para la piel porque realizas un efecto pulido. Es como si friegas el suelo sin antes barrer. No tiene sentido, ¿verdad? Pues con la piel sucede los mismo: primero debemos retirar células muertas para que luego pasemos a hidratar y saciar su sequedad. Eso nos permitirá que el bronceado sea más uniforme, más bonito, más llamativo.
5. Aguacate y aceite
Y un consejo: si resulta que el brillo de la piel se apaga, que un día notas que ya ese color tan mediterráneo no es el que era, quizás la vuelta a la rutina ha vuelto a hacer mella en la calidad y la cantidad del sueño. Ese día coge un aguacate y mézclalo con un poco de aceite. Veras como la piel lo agradece y casi por arte de magia su textura mejora, su tacto es más suave.